Si alguna vez soy cura y tengo que mandar una penitencia lo tengo claro, le mandaría pasar al susodicho pecador una Semana Santa. Y aunque parezca que es poco el castigo a sus pecados bien sabe Dios que no es así.
Empezaría por guardar ayuno, no podría coger el coche con tantos atascos, el sonido de las trompetas le bomberaría en la cabeza y por si fuera poco no tendría colegio en una semana y pico, con el consiguiente trastorno que eso genera. Si a eso le añadimos unos dias lluviosos y una madre desesperada porque ya no sabe que hacer contigo os aseguro que la pasión se pierde y el apelativo de Santa, también.
Y ojo, que me encantan los pasos valdepeñeros, que este año no hemos podido disfrutar, la devoción de las procesiones y el buen ambiente de nuestro local estos días, pues claro ejemplo lo tenemos en las sonrisas de nuestros jóvenes clientes de la foto. Pero todo eso está muy bien unos días, pero una semanita, una semanita ya cansa... Mejor me tomo una Piña Colada para animarme, y si no sabéis lo que es, preguntárselo a uno de ellos¡¡